Amarnos como hermanos, en el amor del Padre que no hace distinciones entre sus hijos

Este 7° Domingo durante el año, la Eucaristía en nuestra comunidad fue presidida por el padre Raúl.

CASO KARADIMA

Comenzó su homilía haciendo mención de lo que llamó “algo que ha conmovido a la Iglesia de Chile”, en referencia a la declaración de culpabilidad del padre Karadima, por parte del Vaticano, en casos de abusos sexuales. Dijo que la mayoría de los cristianos sienten tristeza y que él, como parte de la Iglesia y “colega” del aludido pide perdón porque ese sacerdote cometió el peor abuso posible: el que se hace aprovechando la autoridad.

Por otro lado, reflexionó, esto pone en evidencia que durante mucho tiempo los sacerdotes han sido puestos a otro nivel, olvidando que son tan humanos como otros. Deberían ser santos –recalcó-, agregando que, pese a eso, la misión que se les ha dado está en un cuerpo humano. Nos invitó a ser críticos con nuestros sacerdotes cuando no hacen bien las cosas, a ser más realistas en el trato con ellos y, obviamente, espera que los sacerdotes cuiden lo que hacen. Pidió, para terminar el tema, no dejar de orar por ellos y por la sanación de estas situaciones.

ENTRANDO AL COMENTARIO DE LAS LECTURAS DEL DIA…

Nos explicó que desde hace unos Domingo estamos conociendo el plan del Señor para sus seguidores: el Reino de Dios, con exigencias, pero para ser felices.

“Ustedes serán santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo” (1ª. Lectura: Levítico 19, 1-2. 17-18), nos hace recordar que fuimos creados “a imagen y semejanza de Dios” (cf. Génesis 1, 27) y ya que hemos salido de sus manos santas y a ellas volveremos, hemos sido puestos en camino de santidad.

La razón para la santidad (o vivir el amor, especificó) es, simplemente, que “Él es Dios”, porque somos “templos del Espíritu Santo” desde el bautismo (2ª. Lectura: I Corintios 3, 16-23). Reflexionó en que todos sabemos cómo se debe respetar el templo físico como lugar sagrado y San Pablo, al indicarnos que nosotros mismos somos templos, nos invita a respetarnos y a respetar a los demás, lo que cambiaría el carácter de nuestras relaciones.

Por último, con respecto al Evangelio (Mateo 5, 38-48) nos invitó a volver a leerlo durante toda la semana, ya que Jesús dice ¡No! a la revancha y ¡Sí! a hacer las cosas desde el corazón, que busca amar. Porque, nos enseñó, si vivimos el amor cristiano, seremos hijos del Padre que da su amor sin distinciones. Nos recordó que quienes somos padres y madres tenemos esa experiencia de no importar cómo se porte nuestro hijo, sigue siéndolo siempre. Eso lo aprendimos de Dios, recalcó. Porque su bondad es enorme, increíble. Y si es Padre, nos pide que vivamos como hermanos, que cuando recemos el Padrenuestro reconozcamos que “hace salir el sol y llover para todos” y todos podemos decir “Padre nuestro”.

Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
(Dibujo: Fano)