El Padre reflexionando la Palabra nos indicaba que en nuestra sociedad actual la palabra cristiana es considerada "una más" en el debate del mundo, por ello debemos dar testimonio con nuestra vida de lo que creemos. No basta ser bautizados: para que nuestra palabra tenga fuerza tiene que acompañarse con la consecuencia de vida.

Nos propone como fuente de inspiración para intentarlo al mismo Jesús: pensar, vivir, amar como Él. Y, retomando el texto evangélico, "sentarnos a calcular". Así como habitualmente no tenemos dinero suficiente para realizar grandes proyectos; entonces, damos un pie y buscamos los recursos faltantes para completar lo necesario. Nos invitó a que en nuestra vida hiciésemos igual: nosotros ponemos lo que tenemos, el resto lo pone Jesús: Él es la fuente, la fuerza e incluso el refugio cuando nos cansa la tarea.
Finalmente nos exhortó a que si queremos ser cristianos, asumamos lo que creemos, viviendo con alegría, sabiendo que en el Señor encontraremos los que nos falte cuando desfallezcamos.
Gloria a Ti, Señor.
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