Sí alcanzó a la homilía, en la que basado en las lecturas de hoy, principalmente el Evangelio de Lucas (13, 22-30), nos dijo que si bien al Señor se le consulta por la cantidad de los que se salvarían, a Él le importa el cómo salvarse para que sean todos lo que lo logren.
Y el modo es a través de la “puerta estrecha”, es decir: esforzándonos y ayudando a otros a entrar también, lo que es una tarea constante, porque no basta estar inscritos en el libro de los bautizados de una Parroquia, sino que hay que realizar (hacer obra) este bautismo. En ese camino sabemos que tenemos un Padre misericordioso ante quien nos presentamos, con la actitud humilde del hijo pródigo, quien volvía a su padre diciendo “no merezco ser tratado como hijo”, pero el Padre Dios nos recibe como hijos.
La salvación es para todos, pero debe construirse con esfuerzo y unidad. Por último, nuestro párroco nos invitó a imitar al respecto al Padre Hurtado (a quien recordamos el miércoles de esta semana), quien hizo cuánto pudo para lograr esto: que la salvación sea universal.Gloria a Ti, Señor Jesús.
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