El Evangelio proclamado fue tomado de San Lucas (11, 1-13): una catequesis de Jesús sobre la Oración.
Hoy nuestra Eucaristía fue presidida por el padre Julián, quien nos dijo que el Señor enseña a orar a Dios como padre querido y como a un amigo, es decir, con confianza porfiada como Abraham en la primera lectura (Génesis 18, 20-21.23-32).Nos contaba que a veces alguien le decía que no podía orar por estar enojado con Dios, a lo que él le indicaba que ¡se lo dijera a Dios!, porque a los amigos se les cuenta todo lo que nos pasa y se les dice si tenemos algo contra ellos, así se aclaran las cosas. A Él no le molesta eso. lo que sí "le duele" es que no le tengamos confianza.
Además, volviendo al ejemplo de la primera lectura, nos recordó que si oramos por los demás, Dios piensa: "si él le tiene misericordia, ¿cómo no se la tendría yo?".
Por último, nos indicó que el poner en oración lo que nos pasa, lo que nos duele, lo que nos entristece (y lo que les pasa, les duele, les entristece a los demás) es mucho más sanador que las terapias.
Pidamos por todas las personas que conocemos (amigos, parientes, vecinos, compañeros, etc.) que tengan algún padecimiento físico, moral o espiritual para que puedan recibir el consuelo del Señor.
Roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, te rogamos.
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