8 de marzo de 2012
Jueves de la Segunda Semana de
Cuaresma
Lecturas de
hoy:
Jeremías 17, 5-10 / Salmo 1, 1-4. 6 ¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza!
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 16, 19-31
Jesús dijo a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino
finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de
llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de
la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos,
levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces
exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje
la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me
atormentan."
"Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido
tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí
su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un
gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden
hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí."
El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes
a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los
prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento."
Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas;
que los escuchen."
"No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de
los muertos va a verlos, se arrepentirán."
Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los
Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se
convencerán."»
Palabra del Señor.
MEDITACION
La historia del pobre
Lázaro se repite demasiado a menudo en las calles de nuestras ciudades, donde
campea la indiferencia.
El problema es que los
indiferentes no nos sentimos identificados con el rico de la parábola, pero
somos iguales y muchos los que, bastante antes de llegar a la “morada de los
muertos”, ya hemos creado un abismo entre quien sufre y nuestras vidas
centradas en nosotros mismos: merecemos la denuncia de Jeremías que nos señala como
los que “su corazón se aparta del Señor”,
confiando en nuestras propias capacidades solamente (“busca su apoyo en la carne”). Y como “el Señor, sondea el corazón y examina las entrañas, para dar a cada
uno según su conducta, según el fruto de sus acciones”, hay que tomarse en
serio el llamado que nos hace Jesús en esta Cuaresma, con este relato: la
separación infranqueable se replicará, porque “el camino de los malvados termina mal”, como también advierte el
Salmo...
Señor, queremos ser como
un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y
cuyas hojas nunca se marchitan, para eso te pedimos: danos un corazón como el
tuyo para sentir con el que sufre; ojos como los tuyos para ver dónde está el
Lázaro del momento y un amor como el tuyo para ir en su auxilio. Amén.
Paz, Amor y
Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario