20 de marzo de 2012
Martes de la Cuarta Semana de Cuaresma
Lecturas de hoy:
Ezequiel 40, 1-3; 47, 1-9. 12 / Salmo 45, 2-3. 5-6. 8-9 ¡El Señor está con nosotros!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 5, 1-3a. 5-16
Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua.
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres curarte?»
El respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes.»
Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina.»
En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar.
Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla.»
El les respondió: «El que me curó me dijo: "Toma tu camilla y camina."» Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina?"»
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía.»
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hay un paralelo interesante entre la primera lectura y el evangelio: el santuario que otorga fertilidad (“Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia”; “sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas partes adonde llegue el torrente”) de la profecía de Ezequiel se enfrenta a la piscina del templo que sana de a uno a la vez y sólo cuando se “agitaban las aguas”, relatada por Juan.
Jesús, el nuevo templo de Dios (cf. Jn 2, 19, como veíamos hace unos días) repara esta carencia.
Treinta y ocho años es toda una vida. Una enorme cantidad de tiempo de espera que logra conmover al hijo del Padre que, como hemos ido recordando durante esta Cuaresma, nos ama tanto que no quiere el sufrimiento, sino la vida plena. Debido a eso, Jesús no toma en cuenta la mal entendida sacralidad del día sábado y produce igual el milagro requerido. “El Señor es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros”, canta el Salmo. Y también nos recuerda poéticamente: que “él hace cosas admirables en la tierra. Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios, la más santa Morada del Altísimo”. Tomemos en cuenta que además lo hace silenciosamente, de modo que sólo se entere, como corresponde, el beneficiado.
Te damos gracias, Señor, fuente de vida buena, porque haces cosas admirables en la tierra y en nuestras vidas. Impúlsanos en nuestro empeño por aliviar los dolores y carencias de nuestros hermanos, para que así descubran tu amor en el amor que nos mueve. Amén.
Paz, Amor y Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario