19 de marzo de 2012
Lunes de la Cuarta Semana de Cuaresma
Lecturas de hoy:
II Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16 / Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 Su descendencia permanecerá para siempre. Romanos 4, 13.16-18.22
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Celebramos este día la fiesta de San José, esposo de la Virgen y padre adoptivo del Señor: descendiente de David, para que fuese de la familia real, según la mirada humana. Gracias a su obediencia a lo ordenado por el ángel de Dios, a sus cuidados y a su imagen paterna, Jesús creció en sabiduría y en gracia y “Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”.
“Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre” era la promesa de Dios a David y que nos trasmite Samuel. Por eso al Mesías esperado se lo llamaba hijo de David. Y esa promesa es consecuencia de otra anterior, como nos recuerda Pablo, hecha a Abraham. Claro que el apóstol nos da una información importante para nuestro hoy: “la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe”. Esos somos nosotros: los descendientes por la fe, herederos de la bella Palabra de Dios, que nos trae el Salmo: “Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo”.
Gracias, Señor, por hombres como Abraham, David y José, por mujeres como María y todas las que acompañaron el proceso humano de tu vida. Ellos y ellas nos enseñan a estar atentos a tus señales y luego disponernos a seguirlas, para poder repetir agradecidos: “Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora”.
Paz, Amor y Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
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