10 de marzo de 2012
Sábado de la Segunda Semana de
Cuaresma
Lecturas de
hoy:
Miqueas 7, 14-15. 18-20 / Salmo 102, 1-4. 9-12 El Señor es bondadoso y compasivo.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-3. 11b-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para
escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre
recibe a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo entonces esta
parábola:
«Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su
padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde." Y el
padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía
y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en
aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno
de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El
hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero
nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi
padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!"Ahora
mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y
contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros."
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando
todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su
encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y
contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida
la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los
pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi
hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue
encontrado." Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la
casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de
los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.
Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre
hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo."
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle
que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin
haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un
cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha
vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el
ternero engordado!"
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre
conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu
hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido
encontrado."»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Uno imagina a Jesús
intentando por todos los medios de dar a conocer a todos (incluyéndonos), la
belleza del corazón de su Padre; su tremenda misericordia y amor por nosotros. Podrían
ser suyas las palabras del Salmo: “Cuanto
se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo
temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros
pecados. El Señor es bondadoso y compasivo”.
Y, entre tantas
historias que crea para ese objetivo, destaca ésta que se ha transformado en una
de las más entrañables y conocidas de las Escrituras. Dios, el Padre de Jesús,
el Padre nuestro, es el personaje central, por lo que es más adecuado llamarla
no la “parábola del hijo pródigo”, sino la “Parábola del padre misericordioso”.
Terminar de escucharla
y aplicar la exclamación de Miqueas es una sola cosa: “¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la
rebeldía del resto de tu herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque
ama la fidelidad. El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras
faltas” .
Padre, pecamos siempre
contra Ti, despreciando tus dones y alejándonos de tu lado y también contra
nuestros hermanos negándoles nuestro perdón. Pero Tu Hijo se sienta a nuestra
mesa, pese a todo, ayudándonos a crecer en el amor. Gracias, Señor.
Paz, Amor y
Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
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