Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

sábado, 1 de diciembre de 2012

En espera prevenida y en oración incesante



1 de diciembre de 2012
Sábado de la Trigésimo Cuarta Semana Durante el Año

Lecturas:
Apocalipsis 21, 2; 22, 1-7 / Salmo 94, 1-7 ¡Marana tha! ¡Ven, Señor Jesús!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     21, 34-36
Jesús dijo a sus discípulos:
«Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
El día previo al inicio del Adviento, tiempo de esperanza, nos encuentra con la palabra «¡Volveré pronto!» (1L), para recordarnos, una vez más, que debemos estar prevenidos y en oración incesante, para cuando llegue ese momento.
Estar prevenidos es estar alertas, como tantas veces nos dijo Jesús, trabajando por el Reino y su justicia, por lo que tiene pleno sentido la acción solidaria con los pobres, la acogida cariñosa de todo aquel que pasa por un dolor, una angustia o una tristeza. En otras palabras: amando al prójimo como a nosotros mismos.
Y, a la vez, hace bien esperarlo orando incesantemente, para estar en comunicación de amor permanente con el Padre, de manera de alimentarnos con su voluntad y encontrar la guía luminosa necesaria para orientarnos en el camino a su eternidad.

Señor, que eres «nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que tú apacientas, las ovejas conducidas por tu mano» (Sal), mantén firme tu voz delante nuestro para que no nos perdamos en el seguimiento de tus pasos hacia la Vida en abundancia que nos has prometido. Así sea.

Que nuestras obras alaben al Rey de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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