Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una relación muy cercana, pero respetuosa



21 de noviembre de 2012
Miércoles de la Trigésima Tercera Semana Durante el Año

Lecturas:
Apocalipsis 4, 1-11 / Salmo 150, 1-6 Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     19, 11-28
Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.
El les dijo: «Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: "Háganlas producir hasta que yo vuelva." Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir "No queremos que este sea nuestro rey."
Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y le dijo: "Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más." "Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades."
Llegó el segundo y le dijo: "Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más." A él también le dijo: "Tú estarás al frente de cinco ciudades."
Llegó el otro y le dijo: "Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo. Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado." Él le respondió: "Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses."
Y dijo a los que estaban allí: "Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más."
"¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!"
Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia.»
Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Hay que “acercar” al Señor, porque estuvo mucho tiempo en un lugar inaccesible, provocando incluso temor. Eso distorsionaba la imagen del Jesús compasivo y muy humano que nos relata el evangelio.
Pero, como en todo, hay que tener cuidado de no caer en el extremo opuesto y vulgarizar demasiado el trato con Él, llamándolo con nombres que pretenden ser simpáticos, pero son excesivamente irrespetuosos..
Está muy bien, como decíamos, sentirlo cercano, como hermano nuestro que es, ya que «Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres» (Flp 2,6-7). Pero no está bien olvidar que estamos hablando de quien «está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos» (1L). Sabemos por el evangelio, también, que la gente de su tiempo, en su presencia, confusa, pero correctamente «pensaba que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro» y hoy merece «¡Que todos los seres vivientes alaben al Señor!» (Sal), porque «Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor"» (Flp 2,9-11).

Señor Jesús, que caminaste los senderos de nuestra tierra tocando nuestras necesidades con el dedo misericordioso de Dios, haciendo el bien sin distinciones. Gracias por no poner distancia entre tu Santidad y nuestra miseria. Alabado seas, Santo Dios nuestro.

Preparándonos para la instauración definitiva del Reino de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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