Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

viernes, 2 de noviembre de 2012

Si nuestra alma espera en el Señor y confía en su palabra…


2 de noviembre de 2012
Conmemoración de todos los fieles difuntos

Lecturas:
I Corintios 15, 51-57 / Salmo 129, 1-8 Desde lo más profundo te invoco, Señor

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     11, 17-27
Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días.  Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.
Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".
Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo"
Palabra del Señor.

MEDITACION
¡Qué bien haría a nuestra salud espiritual, y hasta física, además del buen efecto que produciría entre los no creyentes, que ante la muerte de un ser querido pudiésemos confiar, como Marta: «Sé que resucitará en la resurrección del último día»!.
No se trata de exigir que no se sienta dolor por la pérdida de un ser querido, de hecho el mismo Jesús, al ver el cuerpo de su amigo, lloró (Jn 11,35). Se trata de que no nos venza la desesperación en esos casos, con la certeza de que «La muerte ha sido vencida» (1L) una vez y para siempre por Aquel que se presentó como «la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?».
Si crees, si creo, si creemos en esto, si podemos decir confiados «Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra» (Sal), recordaremos que el nuestro «no es un Dios de muertos, sino de vivientes» (Mc 12,27) y eso nos dará el consuelo de saber que nuestro ser querido no ha desaparecido en la nada, sino que va camino a ser acogido en los brazos del Padre Bueno y que allá nos reencontraremos, cuando nos corresponda hacer nuestro propio viaje.

Renueva y refuerza nuestra fe, Señor. Para que te veamos vivo y vivificador, hoy como ayer y seamos apoyo y consuelo para los demás. Así sea.

Permitiendo que la fe en el Señor de la Paz, el Amor y la Alegría haga grandes cosas por nosotros,
Miguel.

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