Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La imagen de lo que debiésemos hacer en este tiempo de Adviento

5 de diciembre de 2012
Miércoles de la Primera Semana de Adviento

Lecturas:
Isaías 25, 6-10 / Salmo 22, 1-6 Habitaré por siempre en la Casa del Señor.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     15, 29-37
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino.»
Los discípulos le dijeron: «¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?»
Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tienen?»
Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados.»
El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos.
Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Palabra del Señor.

MEDITACIÓN
Nos encontramos en los textos de este día con un adelanto de lo que nos espera al final de nuestro caminar, en que al fin  se nos hará descansar en verdes praderas, pues habremos sido conducidos a las aguas tranquilas y serán reparadas nuestras fuerzas (Sal): «se dirá en aquel día: “Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!”» (1L), con asombro se verá que: «los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista».
Entonces, en nuestro caminar esperanzado, los cristianos, como otros cristos que somos, otros ungidos para actuar en nombre del Señor, tenemos ahí la imagen de lo que debiésemos hacer en el intertanto, en este tiempo de Adviento y en nuestra vida hasta su término y el reencuentro con Él: a nuestra vez, también, buscar que ya no haya más dolores ni necesidades, y que todos sean saciados. De esa manera se repetirá que «todos glorificaban al Dios de Israel».

Que siempre pongamos a disposición tuya los panes y peces físicos y simbólicos que la humanidad necesita, para que tu compasión y amor los multipliquen hasta que nadie más desfallezca por el camino. Así sea.

Ven pronto, Señor de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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